Haciendo de nuevo referencia a ese momento de la vida, en el que uno cambia de hábitos por causas ajenas. El trabajo, la familia, la falta de tiempo, de dinero. Son causas, por las que dejas de hacer cosas, pero eso no quiere decir que ya no signifiquen nada para tí.
Esa llamada de teléfono…:
-¡Fulano, que soy yo!¿ estás este fin de semana libre?, Pues pasado mañana voy para allá…
Atravesar la península, con la mochila amarrada a la burra con unos pulpos y con unas agujetas del carajo al llegar. Pero sabiendo que la recompensa merece la pena: un buen amigo o familiar que se alegra de tu visita y saber que te queda el viaje de vuelta. Atesorando, no sólo unos días de juerga, de cambio de ambiente, de conocer nuevos sitios… No son sólo un montón de kms a la espalda. Son anécdotas de carretera, conocer gente a la que no volverás a ver, pero con la que mereció la pena cruzarte, afinar ese instinto de "aquí que coma “rita” ya encontraré algo mejor más adelante…"Son las que te van curtiendo, las que te diferencian del dominguero, del “pijo-motero”, del “currela” en moto... Esas cosas, que tal vez ya no puedas hacer por tus obligaciones o compromisos, pero eso no quita para que , en alguna ocasión , mirando al teléfono, cojas aire y digas bien fuerte: ¡¡JODER, COMO SE ME CRUCEN LOS CABLES, PASADO MAÑANA ME PONGO EN RUTA!!...
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